::Miercoles 05 de Ago. 09.

Argenis López- Se levanta el telón… faltan solo días para que ruede el balón y se dé inicio a una nueva temporada de nuestro futbol nacional. Muchos equipos se han reforzado, otros se han desarmado y otros han desaparecido mientras otros nacen. Algunos equipos aun se resisten a desaparecer y sus directivas en un último esfuerzo (mas por salir elegantemente de la crisis en que metieron a sus instituciones que por amor a un escudo) por no desaparecer se aferran a una última esperanza (en algunos casos corrupción)… ese es el panorama de nuestro futbol nacional. Y ahí está nuestro Mineros de Guayana; que de modo milagroso después de una temporada insólita en la que pasamos de tocar el cielo  por unos instantes a sumergirnos en la angustia de la lucha por el descenso.

Recordemos un poco: luego de la horrenda campaña de Alí Cañas, la directiva decide (al fin) echarle y después de una “movida de mata” en la misma dirigencia minerista; apareció en el panorama uno de los más queridos personajes que tiene la hinchada negriazul… Del Valle rojas. Vallito no tardó en poner orden y calma en el desastre deportivo que veíamos domingo tras domingo, nos dio identidad, un juego efectivo y puntos. Eso bastó para devolver la sonrisa y la ilusión a la hinchada minerista. Ahí estábamos con Vallito y nuestros jugadores echándole pichón y saliendo de una crisis deportiva que nos estaba acercando a los puestos que llevan al infierno del descenso muy lentamente. Termino la campaña y empezó la siguiente… Mineros arrancó como un tropel, no había equipo que aguantara el cero con los negriazules y tarde o temprano acabaron cediendo los puntos… hasta que llego aquel fatídico día.

Una decisión absurda y carente de cualquier lógica dejaba a Mineros (que para ese momento marchaba tercero en la tabla a solo 7 puntos del líder y con un partido menos) sin Del Valle rojas… nuestro CTE Cachamay se convirtió en un suplicio dominical, había puntos para el que los viniese a buscar. La hinchada furiosa con la directiva reclamaba y protestaba, el ambiente era irrespirable. Algunos medios de comunicación le hacían el juego a una directiva que se esfumó y prefirió esconderse cobardemente en los palcos de la tribuna popular. Nadie daba la cara… solo algunos jugadores demostraban dolor y ganas de salir de la situación, el resto justificaba su quincena. Luego la fortuita contratación de José Hernández (que recién había dejado al Deportivo Anzoátegui) oculto un poco la carencia de planificación detrás del despido de Vallito.

Siguieron los malos resultados y la directiva siguió el ejemplo del avestruz. Hasta que una tarde, un grupo de hinchas (esos de los que jamás “arrugan”). Decidió hablar con sus jugadores, lejos de las cámaras y la prensa. Ahí mismo en el CTE Cachamay antes de uno de los entrenamientos semanales, después  de perder nada más y nada menos que contra Minerven, la familia minerista, hinchas y jugadores se hablaron frente a frente. Se dijeron cosas que ahí quedaran para siempre y que marcaron un antes y un después para enmarcar. Mineros renació y saco el orgullo de esta tierra de Calipso y futbol. Con un verdadero golazo de tiro libre de Javier Caraballo (brutalmente criticado, insultado y despreciado durante casi toda la campaña, muchas veces sin motivos) se le dio vuelta a un partido complicadisimo contra el último campeón (en ese entonces Deportivo Italia). Y el resto fue solo bregar y echar pa’ lante. Mineros cosecho los puntos que quedaban en juego y logro escapar del descenso de forma memorable.